palabra ninguneada

 Otra vez

me encuentro queriendo atrapar

a las palabras para que no se me vayan.

De todas formas,

el conventillo de acá arriba

se organizó en contra mío.

Mientras yo,

pobre ingenuo distraído,

las voy dejando irse sin cerrar ninguna puerta.

Sucede,

que ya no me siento con ganas

de seguir buscándole nombre a todo lo que no me animo a nombrar

-ese no es mi trote ya-

e intento ningunearlo,

recurriendo a mis más paganos placeres.

Astutas ellas,

me van atrapando a mí,

más lento que perezoso,

y en su libertad -no la mía-

se caen y se levantan de la risa.

Inmóvil mi cuerpo,

sintiendo que se deshacen.

¡Ay! Otra vez me olvidé

de lo que vine a decir

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